Antes de todo lo demás
el agua llegó tormentosa
( afligida )
desde el lastimado cielo
igual que un agudo puñal ,
un rayo lacerante ,
una espada de fina hoja,
estremeciendo
con su poderosa fuerza
el impávido silencio .
Un agua desesperada
( tumultuosa )
abandonada entre los vientos
norteños del trópico , inasible ,
en los pamperos del suroeste
demasiado fríos y secos
como la naúsea que provoca
el vómito hondo y estéril ;
en medio de torpes trombas
contumaces ,
anegando aquel desierto
de polvo y fuego .
Los nimbos del dulce mar
precipitaron el aguacero
( herida agua )
semejante a un cimarrón galopante
desbocado caballo de deseos .
Después de todo lo demás ,
en la Punta del Diablo
de súbito , se detuvo el agua ,
prendió el fuego la yesca ,
ardieron los dos mares ,
- uno de dulce plata ,
otro más lenguaraz - ,
se transfiguró el rayo
en suave luz , la belicosa
espada , en expiado acero .
El clamor de las antiguas
tormentas , apenas manso
caudal de líquidas palabras .
* ( En el año 1516 , Juan Díaz Solís descubre el actual Río de la Plata
al que da el nombre de Dulce Mar )
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